La honestidad es el valor que nos permite vivir una vida congruente, es decir, que lo que pensamos, sentimos y hacemos está en sincronía. Una persona honesta sabe diferenciar entre lo que está bien y mal y actúa con base en valores inclinados al bien común. Es un valor moral fundamental para entablar relaciones interpersonales basadas en la confianza, la sinceridad y el respeto mutuo.
Según un punto de vista más filosófico, la honestidad consistiría en actuar y hablar conforme a lo que se siente o se piensa, y no a lo que resulta más conveniente hacer o decir a los demás.
Ejemplos de honestidad
- A una persona en la calle se le caen unos cuántos billetes. A pesar de que significa una ganancia económica para sí, el individuo honesto lo devolverá a su legítimo dueño.
- Los estudiantes honestos son aquellos que no se copian de sus compañeros, ni del libro, ni hacen artimañas para engañar al profesor, pues están comprometidos con su verdad y su conocimiento: si no saben la respuesta, pues no la saben.
- Cuando un comerciante se equivoca en el vuelto a nuestro favor, le indicaremos el error cometido si somos personas honestas.
- Una pareja honesta le dice a su media naranja la verdad de lo que siente, incluso si eso significa quedarse solo.
¿Por qué es importante la honestidad?
La honestidad es considerada un pilar básico en nuestro día a día. Ser una persona honesta nos permite aumentar la confianza en nosotros mismo y nos llevará por el camino de lo que es realmente correcto con nuestra conciencia siempre tranquila.
Una persona honesta siempre apoyará la verdad, justicia y amabilidad; actuará en dirección a ellas. Desde su vida privada hasta la pública, ya que una persona honesta actúa con rectitud aunque nadie esté viendo. Ahí se encuentra su valor: es un acto que no busca gloria, ni aplausos de los demás, sino que anhela el bien de la comunidad.
5 hábitos que practican las personas honestas
- Las personas honestas no temen decir la verdad: La honestidad significa tener el coraje de defender siempre la verdad en cada uno de los contextos. Es más, esa honestidad que uno mismo intenta mantener para sí mismo también la exige en los demás.
- Son conscientes de sus limitaciones: Es bastante habitual ver a personas que se vanaglorian de un sinfín de virtudes. Sin embargo, en muchas ocasiones son incapaces de aceptar sus defectos.
- Son personas transparentes: La honestidad es sinónimo de transparencia, porque cada pensamiento, palabra y acto está en armonía con la propia personalidad. Ser honestos es mantener siempre una misma conducta.
- Luchan por aquello en lo que creen: En ocasiones, las personas más honestas, humildes y nobles son las que más sienten la soledad o, incluso, el rechazo. Esto es así por una razón muy sencilla: a veces, la honestidad es combativa y no teme decir en voz alta lo que no le agrada.
- Las personas honestas inspiran: La persona que vive su día a día desde la congruencia suele inspirar a quienes saben apreciarla de verdad. Puede que se creen alguna enemistad por su franqueza, pero quien sabe valorar la integridad de estas personas los aprecia enormemente.
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